Un ecosistema es un sistema natural que está formado por un
conjunto de organismos vivos y el medio físico donde se relacionan. Un
ecosistema es una unida compuesta de organismos interdependientes que comparten
el mismo hábitat. Los ecosistemas suelen formar una serie de cadenas que
muestran la interdependencia de los organismos dentro del sistema. Los
ecosistemas acuáticos incluyen las aguas de los océanos y las aguas
continentales dulces o saladas. Desde el punto de vista humano muchos ven a los
ecosistemas como unidades de producción similares a la que producen bienes y
servicios. Entre los bienes materiales más comunes producidos por los
ecosistemas están la madera y el forraje para el ganado. La carne de los animales
silvestres puede ser muy provechosa bajo un sistema de manejo bien controlado
como ocurre en algunos lugares en África del Sur y en Kenya. No se ha tenido
tanto éxito en el descubrimiento y la producción de sustancias farmacéuticas a
partir de organismos silvestres. La introducción de nuevos elementos, ya sea
abióticos o bióticos, puede tener efectos disruptivos. En algunos casos puede
llevar al colapso y a la muerte de muchas especies dentro del ecosistema. Sin
embargo en algunos casos los ecosistemas tienen la capacidad de recuperarse. La
diferencia entre un colapso y una lenta recuperación depende de dos factores:
la toxicidad del elemento introducido y la capacidad de recuperación del
ecosistema original. En todos los ecosistemas existe, además, un movimiento continuo
de los materiales. Los diferentes elementos químicos pasar del suelo, el agua o
el aire a los organismos y de unos seres vivos a otros, hasta que vuelven,
cerrándose el ciclo, al suelo o al agua o al aire. Si los ecosistemas están
gobernados principalmente por procesos estocásticos deben ser más resistentes a
los cambios bruscos que cada especie en particular. En la ausencia de un
equilibrio en la naturaleza, la composición de especies de un ecosistema puede
experimentar modificaciones que dependen de la naturaleza del cambio, pero es
posible que el colapso ecológico total sea infrecuente. En la preservación y
cuidado del medio debe participar cada individuo. Para ello es necesario hacer
recapacitar a las personas para que conozcan las consecuencias de la
contaminación y la destrucción de la naturaleza. Con respecto al ruido, es
conveniente utilizar el claxon sólo cuando sea indispensable y no permitirlos
cohetes ni la música estridente en las fiestas. También han sido ya muchos los
accidentes de buques petroleros que dejan a su paso la marea negra por derramar
petróleo crudo. En conclusión, Hay muchas formas, conservarlos en su diversidad
biológica, no depredándolos, proteger a las especies originales y no introducir
especies ajenas de flora o fauna, no contaminarlos.
Problemas medio ambientales
La especie Homo sapiens, es decir, el ser
humano, apareció tardíamente en la historia de la Tierra, pero ha sido capaz de
modificar el medio ambiente con sus actividades. Aunque, al parecer, los
humanos hicieron su aparición en África, no tardaron en dispersarse por todo el
mundo. Gracias a sus peculiares capacidades mentales y físicas, lograron
escapar a las constricciones medioambientales que limitaban a otras especies y
alterar el medio ambiente para adaptarlo a sus necesidades.
Aunque los primeros humanos sin duda
vivieron más o menos en armonía con el medio ambiente, como los demás animales,
su alejamiento de la vida salvaje comenzó en la prehistoria, con la primera
revolución agrícola. La capacidad de controlar y usar el fuego les permitió
modificar o eliminar la vegetación natural, y la domesticación y pastoreo de
animales herbívoros llevó al sobre pastoreo y a la erosión del suelo. El cultivo
de plantas originó también la destrucción de la vegetación natural para hacer
hueco a las cosechas y la demanda de leña condujo a la denudación de montañas y
al agotamiento de bosques enteros. Los animales salvajes se cazaban por su
carne y eran destruidos en caso de ser considerados plagas o depredadores.
Mientras las poblaciones humanas siguieron
siendo pequeñas y su tecnología modesta, su impacto sobre el medio ambiente fue
solamente local. No obstante, al ir creciendo la población y mejorando y
aumentando la tecnología, aparecieron problemas más significativos y
generalizados. El rápido avance tecnológico producido tras la edad media
culminó en la Revolución Industrial, que trajo consigo el descubrimiento, uso y
explotación de los combustibles fósiles, así como la explotación intensiva de
los recursos minerales de la Tierra. Fue con la Revolución Industrial cuando
los seres humanos empezaron realmente a cambiar la faz del planeta, la
naturaleza de su atmósfera y la calidad de su agua. Hoy, la demanda sin
precedentes a la que el rápido crecimiento de la población humana y el
desarrollo tecnológico someten al medio ambiente está produciendo un declive
cada vez más acelerado en la calidad de éste y en su capacidad para sustentar
la vida.
Dióxido de carbono
Uno de los impactos que el uso de
combustibles fósiles ha producido sobre el medio ambiente terrestre ha sido el
aumento de la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. La
cantidad de CO2 atmosférico había permanecido estable, aparentemente durante
siglos, pero desde 1750 se ha incrementado en un 30% aproximadamente.
Un calentamiento global significativo de la
atmósfera tendría graves efectos sobre el medio ambiente. Aceleraría la fusión
de los casquetes polares, haría subir el nivel de los mares, cambiaría el clima
regional y global mente, alteraría la vegetación natural y afectaría a las
cosechas.
Acidificación
Asociada también al uso de combustibles
fósiles, la acidificación se debe a la emisión de dióxido de azufre y óxidos de
nitrógeno por las centrales térmicas y por los escapes de los vehículos a
motor. .
La lluvia ácida es un importante problema
global. La acidez de algunas precipitaciones en el norte de Estados Unidos y
Europa es equivalente a la del vinagre. La lluvia ácida corroe los metales,
desgasta los edificios y monumentos de piedra, daña y mata la vegetación y
acidifica lagos, corrientes de agua y suelos, sobre todo en ciertas zonas del
noreste de Estados Unidos y el norte de Europa. En estas regiones, la acidificación
lacustre ha hecho morir a poblaciones de peces.
Destrucción del ozono
En las décadas de 1970 y 1980, los
científicos empezaron a descubrir que la actividad humana estaba teniendo un
impacto negativo sobre la capa de ozono, una región de la atmósfera que protege
al planeta de los dañinos rayos ultravioleta. Si no existiera esa capa gaseosa,
que se encuentra a unos 40 km de altitud sobre el nivel del mar, la vida sería
imposible sobre nuestro planeta. Los estudios mostraron que la capa de ozono estaba
siendo afectada por el uso creciente de cloro flúor o carbonos (CFC, compuestos de
flúor), que se emplean en refrigeración, aire acondicionado, disolventes de
limpieza, materiales de empaquetado y aerosoles.
Al principio se creía que la capa de ozono
se estaba reduciendo de forma homogénea en todo el planeta. No obstante,
posteriores investigaciones revelaron, en 1985, la existencia de un gran
agujero centrado sobre la Antártida; un 50% o más del ozono situado sobre esta
área desaparecía estacionalmente. En el año 2001 el agujero alcanzó una
superficie de 26 millones de kilómetros cuadrados, un tamaño similar al
detectado en los tres últimos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario